Anselmo es un productor de café de San Juan de la Maguana. Me dijo que lo ayudara a buscar compradores internacionales para su café. Tiene decenas de sacos de café que no tienen salida en el mercado local. En un país que importa 70% del café que consume, el producto nacional solo es someramente valorado en el mercado internacional
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Anselmo no quiere sembrar Robusta. No quiere abandonar las riquezas de su Arábica Typica y Caturra. El Robusta es un tipo de café de inferior calidad. Es una planta que produce grandes cantidades de café. Grandes empresas de café de la República Dominicana lo producen local en Hato Mayor y San José de Ocoa y lo importan desde Vietnam, Honduras y otros países a un precio inferior a los 4,000 pesos por quintal. 1 quintal de café dominicano cuesta tres veces más. Anselmo me dice es que él no puede competir en un mercado así. Y no quiere sembrar Robusta. A pesar de que el café Robusta resiste la Roya
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El principal comprador de café de la República Dominicana es el Estado. 98.3% de las licitaciones públicas para la compra de café tienen el nombre del producto cuando se emite la resolución: hasta cierto punto, una fragilidad de la norma de la compra pública. Miles de millones de pesos en procesos cerrados, licitadoa a una sola marca
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La política de compras del Estado es pagar el menor de los precios. Una medida que ensancha el monopolio de los mercados, que se presta para la corrupción y el tráfico de influencias. Una acción que le pone una distancia extensa a los productores pequeños de café que no pueden competir en términos de precios con las empresas grandes, que compran la mayor parte de su café en el exterior
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La discusión no es si el Robusta es bueno o no, si no tiene aroma o si su sabor es insípido, o si resiste o no a la Roya. La discusión es acerca de la justicia social del mercado del café dominicano y la forma en la que el Estado influye en su democratización